INAC, la demagogia ganadera y la selección uruguaya

Por Tomás Laguna

El año termina picado para la ganadería de carne, al menos en los ámbitos de la Junta de INAC. Ya habíamos adelantado en la edición pasada la intención tanto del Presidente de INAC como de algunas gremiales rurales por generar una suerte de indicador o precio de referencia para los precios pagados por la hacienda con destino a industria, a lo que se agregaba con clara intencionalidad política desde el MPP, otro indicador similar sobre el precio del ternero de reposición.

Decimos desde la presidencia de INAC y no desde el Poder Ejecutivo que es a quién responde en lo formal el presidente del instituto, porque la posición del Ministro de Ganadería es clara en cuanto a la no intervención de la administración en los mercados. Pero una vez más, la amplitud ideológica y política del neo peronismo uruguayo permite albergar posiciones antagónicas anestésicamente ligadas por un único elemento, el ejercicio del poder.

Es necesario comprender brevemente la evolución que ha tenido la integración de la junta del organismo encargado de la promoción del producto carne. Durante años se construyó en esta junta un delicado equilibrio entre producción, industria y gobierno. Equilibrio que le permitió funcionar profesionalmente, de forma equidistante con los distintos intereses que se manifestaban en su ámbito, y también con la agilidad que los tiempos del dinámico agro negocio exigen. Temas álgidos para la producción en cuanto a la comercialización de haciendas se procesaron correctamente, del mismo modo se resolvieron. Recordemos que las pretensiones de establecer por decreto la forma de liquidación de haciendas con las desconfianzas que generaba la 4ta balanza (post “dressing”) se resolvió con publicación semanal sobre rendimientos, dressing y pesos medios de cada planta frigorífica. Por cierto, el posible decreto era rechazado por el Ministro Aguerre con su buen criterio de no meterse desde el gobierno en lo que entendía una relación entre privados.

Disipados los desencuentros por la 3era y 4ta balanza, ocurrió lo que ya relatamos en la edición anterior. A partir de noviembre del año pasado los valores pagados por los frigoríficos cayeron sin justificación al analizar el valor industrial de la res, pero en particular el mercado se volvió particularmente pesado para la vaca gorda, categoría más sensible en cuanto a los productores que afecta su comercialización. Y ardió Troya. La Federación Rural comenzó a hablar de precios de referencia para el gordo, música para los oídos emepepistas del presidente de INAC, por lo que este estribó a pata llena y dijo vale cuatro, precio del gordo y también de la reposición. Faltaba más... La discusión se dilató en el correr del año hasta que un nuevo hecho agrega un ingrediente fundamental en la novela surrealista de la Junta presidida por el inefable Dr. Fratti.

Los resentimientos ruralistas del senador Agazzi, en particular su odio hacia la gremial rural más antigua del país, agudizaron su ingenio procurando menguar el poder de lo que el entiende como la “vieja oligarquía ganadera” allí dónde esta se expresa. Fracasados sus intentos por quitarle la Rural del Prado, sabiendo que no la podía bajar de INAC, promovió el ingreso de nuevas gremiales a la junta del instituto. Basta haberlo escuchado en sus declaraciones al periodista especializado Martín Olaverry: “Ahora en INAC están representados los productores familiares y vamos a evitar que el productor criador quede expuesto al libre mercado asegurándole un precio por su ternero” (palabras mas, palabras menos fue lo que dijo). Pero no solo ingresaron dos nuevas gremiales rurales, también lo hizo un representante de la industria frigorífica que solo faena para el mercado interno. Como representante de esta última asumió una persona que supo acumular una importante fortuna a través de los negocios rurales y la producción agropecuaria, y además hoy gestiona un matadero departamental.

Sin desmerecer ni cuestionar las representaciones de las nuevas entidades convocadas a la junta de INAC, el hecho es que la nueva junta se transformó en un aquelarre de cuestionamientos, tergiversaciones de los cometidos institucionales, y fuego cruzado de todo tipo desvirtuando la profesionalidad de la anterior integración. Un ámbito ideal para incubar y promover las propuestas demagógicas de carácter político incubadas en el seno de la “orga” emepepista. Como consecuencia, en pocas sesiones la nueva junta aprobó una suerte de intervención de INAC en los mercados de hacienda por la vía de los precios de referencia.

Es cierto que desde enero de 2007, fecha en que se creó el indicador Novillo Tipo como el valor industrial de la res una vez faenada y comercializada en todos los destinos posibles incluido el interno, y hasta octubre del 2013 (previo al desbarranque) el valor recibido por el productor osciló en torno al 75% del valor industrial de la res. También es cierto que en el último año (desde noviembre del 2013 a la fecha) esta relación bajó al 70%. Pero veamos. En 48 de los 95 meses que incluye el análisis (51% de la serie histórica) el valor recibido por el productor fue superior al 75% antes mencionado como media. De estos 48 meses, en 18 el productor participó en más del 80% del valor industrial de la res. Por el contrario, en 27 meses (28% del período considerado) incluyendo el último año, el productor recibió el 70% o menos del valor industrial de la res. En otras palabras. Los valores obedecen a varios factores que inciden en la oferta y la demanda, incluida la oferta forrajera, ninguno de los cuales puede ser administrativamente gestionado o estimado. A su vez, al analizar la importante oscilación en el traslado del precio del valor industrial de la res al novillo gordo queda en evidencia que el productor no está tan mal parado ante la industria en lo que va de los últimos 8 años.

Decíamos la semana pasada que detrás de estas propuestas intervencionistas hay una clara demagogia politiquera, ya no solo del presidente de INAC sino de algunas gremiales que actúan unas por ingenuidad y otras por subirse al carro del oficialismo. Caso de la gremial industrial que insólitamente hizo suya la propuesta del presidente de INAC en la sesión última.

Una última reflexión. Si la actual integración de INAC hubiera estado en funciones cuando desde la Presidencia de la República se pretendió que INAC pagara el sueldo del director técnico de la selección uruguaya, seguramente hoy toda la cadena agroindustrial ganadera estaría financiando ese oneroso costo ajeno a la producción agropecuaria...




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