En todo hay límites

El Presidente de la República no puede ser insultado. El Vicepresidente de la República no puede ser insultado. Podrán silbarlo, podrán expresarle descontento, como ha pasado siempre y ocurre en todo el mundo democrático. Pero insultarlo no, porque eso rebasa el ejercicio de una protesta o de cualquier derecho sindical. Es un agravio a las instituciones. No interesan las personas, es un agravio a la institución presidencial.

Del mismo modo, ver niños con túnica blanca en los actos de protesta del magisterio, es un uso abusivo de la condición de maestros. Serán maestras que llevaron a sus hijos, pero no es posible usarlos de ese modo en el ejercicio de una protesta que envuelve un desacato a la autoridad. Desgraciadamente, ese uso de niños y adolescentes fue trágico en el pasado. Hoy parece inocente, pero así se empieza. ¿Y si hay una intervención policial, o cualquier incidente, más allá de la voluntad de la maestra-madre que llevó a sus niños?

No se pueden perder los estribos ni la conciencia de los límites. Bueno es consignarlo con toda claridad..




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