Empresas bajo asedio

Por Ruth Furtenbach

El esfuerzo por mantener los niveles de empleo en este momento es otro de los grandes desafíos que debe afrontar el nuevo gobierno. El problema ya subsistía y se agravó por la pandemia. Puede desplegar males aún mayores, como el aumento de la marginalidad y un mayor deterioro en el acceso a servicios básicos en general.

En este contexto, el rol de las pequeñas y medianas empresas como generadoras de empleo es fundamental. Así lo señalamos en una columna anterior, donde un informe reciente de la OIT destacó que siete de cada diez trabajadores en el mundo, son independientes o trabajan en pequeñas empresas, aspecto que entendemos debe ser decisivo en las políticas de generación de empleo y apoyo a estas empresas, que particularmente se han visto muy perjudicadas a raíz de la emergencia sanitaria.

Si bien los resultados de las empresas locales ya venían tendiendo a la baja en los últimos años, con una Argentina que seguía estancada y un turismo que no colmaba las expectativas, se esperaba que el cambio de Gobierno aportara medidas de reactivación y oportunidades. Pero todo se vino abajo cuando el 13 de marzo se anunció la llegada del CoVid-19 al país, adoptándose, lógicamente, medidas urgentes para contener la pandemia.

El impacto negativo de la pandemia en las empresas fue inmediato, en algunos centros comerciales cerrados- como los "shopping centers"- se decretó el cierre temporal, pero sin fecha cierta de reapertura. Los comercios que se encuentran fuera de estos centros comerciales, corrieron la misma suerte, pero en forma más lenta -a raíz de las exhortaciones de las autoridades a no salir de casa- en algunos casos llegando a cero en sus ventas, como sucedió en el sector gastronómico, peluquerías, cantinas, etc.

Se desembocó entonces en una realidad en la cual, si bien no se decretó el cierre obligatorio, se tornaron inviables las ecuaciones económicas para mantener abiertos ciertos locales comerciales.

Es así que comenzó un proceso interno en cada empresa en el cual la impotencia y la falta de soluciones comenzaron a estallar en cadena. Si bien el Gobierno hizo lo posible en la emergencia para asistir a los más necesitados, incluyendo a empresas unipersonales con menos de 10 empleados, hay una enorme cantidad de empresas de pequeña y mediana escala, que emplean a la mayor parte de los empleados del sector privado y dependen básicamente de la caja diaria, que quedaron sin respaldo para subsistir en estas condiciones.

La primera consecuencia entonces, fue el envío masivo de los trabajadores al seguro de paro, lo cual si bien constituye un sostén muy importante que brinda nuestro Estado, generó ciertos problemas de ajuste, ya que no todos tenían derecho a gozar del mismo, ya sea porque ya habían hecho uso del seguro recientemente o porque no cumplían con el requisito de horas mínimas de trabajo que cubría el BPS.

Posteriormente, se aprobaron algunas modificaciones normativas para contemplar algunas de estas situaciones, aunque en la práctica y en la emergencia, la implementación de la flexibilización no parece haberse instrumentado en forma clara por parte del BPS, habiendo muchos empleados que aún no han cobrado y que dependen de ese ingreso para subsistir.

Por otra parte, pasó algo similar con los créditos "blandos" anunciados, tanto el BROU como la banca privada no respondieron a ninguna solicitud siquiera hasta 30 días después de los anuncios. Tiempo mediante vencieron facturas de servicios, BPS, DGI, BSE y cheques ya librados, siendo estos últimos una gran amenaza por la sanción penal cuyo incumplimiento conlleva. Todo lo cual genera un problema generalizado, ya que afecta a toda la cadena de pagos que involucra no solo al empresario en problemas sino a muchos más.

A su vez, a la cola de obligaciones también debieron sumarse los sueldos aún pendientes de pago, pero sin tener flujo de caja mediante, ya que el cierre comercial abrupto en muchos casos generó que las empresas se hayan quedado con caja "cero".

Motivo por el cual, las empresas se vieron cercadas por innumerables dificultades, que están llevando también al incumplimiento de contratos comerciales, como el pago de arrendamientos de locales, contratos de franquicia, pago de facturas a proveedores, entre otros.

Dependiendo del lugar en la cadena comercial en la que se esté, un nuevo elemento fue la feria judicial. Otra herramienta ausente -al menos por un tiempo- a la hora de poder recurrir a caminos más rígidos, pero muchas veces efectivos.

Se generó entonces un combo mortal del cual saldrán paradas muchas empresas que pudieron manejar la situación positivamente y otras tantas que quedarán por el camino sin posibilidades de reabrir si no se considera algún plan específico que las ayude a salir.

El 30 de junio próximo es una fecha "bisagra", ya que vence el pago de aguinaldos y muchos no van a tener como pagarlo. Y al día siguiente, una gran parte de los empleados enviados al seguro de paro deberán reincorporarse o ser dados de baja por las empresas, las que a su vez aún no cuentan con la generación de fondos ni para mantener los puestos de trabajo ni para pagar despidos. Pensamos que una solución posible sea la extensión del seguro o una flexibilización para el pago del IPD (Indemnización por Despido) en cuotas que se puedan extender entre los 12 y los 24 meses, para darle un poco más de oxígeno a estas empresas en los próximos 6 meses. Lo ideal sería que no tuvieran que despedir. Tan importante como fomentar la generación de empleo es procurar que no los pierdan.

Sabemos que se están haciendo todos los esfuerzos posibles y que contamos con un equipo de gobierno responsable y capacitado, para superar de la mejor manera, una crisis global sin precedentes. En ese sentido, es fundamental considerar que la velocidad que impone la realidad de los acontecimientos actuales no acompaña los tiempos que imponen algunas burocracias ni los obstáculos del sector financiero. Por lo cual, la consideración de las dificultades junto a la rapidez en la respuesta, pueden llegar a ser los mejores aliados para que este sector que involucra a tantos trabajadores y, en definitiva, mueve la economía, pueda salir adelante.




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