El sufrimiento de los inmigrantes

Por Marcela Pérez Pascual

El mundo asiste, a veces con indiferencia, al drama de los millones de inmigrantes que pierden la vida al tratar de alcanzar otras fronteras

“Vi como mi hija moría lenta y dolorosamente unos meses antes de cumplir dos años” relata Yazmin Juárez. Mujer guatemalteca que decidió, junto a su hija, Mariee, de 19 meses, pedir asilo en EEUU ya que manifestó haber estado viviendo una situación de abuso que la llevó a temer por su vida y la de su hija.

El hecho sucedió en 2018 y hace pocos días Yazmin dio testimonio de lo ocurrido en una audiencia ante la Comisión del Congreso de EEUU, llamada “Niños en Jaulas”,  que estudia el tratamiento de los niños en los centros de detención de inmigrantes en la frontera.

Yazmin relató su estancia en un centro de custodia familiar. Contó que la mantuvieron en una espacie de jaula muy fría donde debían dormir sobre el piso de concreto. A los pocos días de estar allí su hija se enfermó, por lo que solicitó que la viera un médico. Cuando finalmente la vio, días después, el doctor dictaminó que tenía una infección respiratoria, le recetó paracetamol para la fiebre y miel para la tos. La condición de Mariee continuó empeorando y Yazmin intentó que un médico la atendiera, sin éxito.

Si bien la niña recibió asistencia, la misma no fue para nada adecuada. Cuando finalmente fueron trasladadas a Nueva Jersey, donde vive la madre de Yazmin, Mariee estaba muy enferma. La llevaron al pediatra y quedó internada en la unidad de cuidados intensivos. Luego fue trasladada a otro hospital especializado en el tratamiento de niños con afecciones médicas graves. Al cabo de 6 semanas, durante las cuales la niña luchó por su vida, falleció. La madre manifestó que ni siquiera pudo sostenerla para poder consolarla y acompañarla ya que estaba conectada a diversos aparatos que intentaban salvarla.

Las políticas inmigratorias de cada país y los procesos y tiempos que ellas implican no es lo que analizaremos. Los que sí nos preocupa es que se vulneren derechos fundamentales como la asistencia sanitaria a un menor, entre otros. Derechos que están consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño.

Cabe citar también que la Constitución de los EEUU establece en su 9na enmienda que la enumeración en la Constitución, de ciertos derechos, no significa que se niegue o no reconozca otros derechos consagrados en otros textos.

La Declaración Universal de Derechos Humanos de NNUU establece en su artículo 2ndo que “Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición...”  Y que en su artículo 25 numeral 2 se establece que  “La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencias especiales.”

Por su lado en la Convención sobre Derechos del Niño de NNUU dice que “Todos los Estados Partes respetarán los derechos enunciados en la presente Convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente... del origen nacional...”.

Más adelante establece expresamente que “Los Estados Partes adoptarán las medidas adecuadas para lograr que el niño que trate de obtener el estatuto de refugiado... tenga la protección y asistencia humanitaria adecuadas para el disfrute de los derechos enunciados...”. Luego consagra el “derecho del niño al disfrute y goce al más alto nivel posible de la salud y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud...” debiendo los Estados Partes “asegurar la prestación de la asistencia médica y la atención sanitaria que sean necesarias a todos los niños, haciendo hincapié en la atención primaria de salud.”

Dicho todo esto queda claro que en el caso en cuestión se violaron todas las normas citadas y se vulneró, entre otros, el derecho a asistencia sanitaria de una niña. Este tipo de situaciones no se pueden tolerar. Primero porque son crueles y van contra toda norma moral y ética de convivencia. Y segundo porque hay normas internacionales que establecen claramente derechos que se están violando. Lamentablemente no es el único caso de este tipo, hay al menos otros 6 niños que fallecieron en situaciones similares.

Nos reconforta y da esperanza el hecho de que el Congreso de EEUU se esté ocupando del tema y esté analizando el tratamiento que se da a los niños que permanecen en centros de detención de inmigrantes en la frontera. Confiamos en que pronto se dé una solución a esta problemática para que las personas allí detenidas, esperando saber si pueden ingresar o no al país, sean tratadas dignamente cumpliendo con los derechos básicos de todo ser humano.



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