Por Ricardo Montenegro
En la vida de las formaciones políticas que surgen con una base filosófica ética y moral, su supervivencia a través del tiempo sólo es garantizada por su conducta histórica y la visión correcta de la realidad.
No sólo es gobernar y tener el poder, es ejercer esos atributos -republicanos por cierto- esté donde se esté. Recuerdo la frase que la "política es el arte de la posible", que para los batllistas (si no me equivoco, la resumió Maneco) es "el arte de hacer posible lo necesario". Gobernando solos, desde la oposición o como en el presente, en coalición. Idea que sembró el Presidente Julio María Sanguinetti y que dio los mejores frutos.
Uno de ellos fue la Ley de Urgente Consideración, que es de lo que más se habla en estos tiempos. Sus efectos los vivimos en lo cotidiano, como todos los ciudadanos, viendo como a pesar de la pandemia, el país se recupera. Otros, también de manera cotidiana, mienten. O creen que todos son tontos y sus burdos maniqueos pueden ser verdades para los uruguayos.
Son audaces, eso sí. Arremeten con saña contra más de 100 artículos de la ley, muchos de ellos votados por legisladores del Frente Amplio, cuando el gobierno coligado tiene un nivel de aprobación que supera el cincuenta por ciento.
Ignoran que a pesar de sus mensajes en contra, el gobierno no mandó al encierro a la gente y permitió que el trabajo no se desplomara y la educación tampoco. Cuando gobernaron destruyeron la seguridad pública y ahora los cuerpos de seguridad pueden protegernos porque "la LUC" (como la tutean) habilitó herramientas legales para proceder. Tratan de hacer olvidar al país que a pesar de la tremenda deuda que dejaron, el Estado invirtió todo lo que hiciera falta para cuidar a la gente y obtener vacunas a tiempo. Para qué seguir con ejemplos.
La realidad es obvia: el Frente Amplio, que vendieron como nuevo escudo de los pobres ya no existe.
Devino de ser un Partido, a mero brazo político del sindicalismo más irracional, conservador y anti republicano que alguna vez haya tenido este país.
Votar la derogación es un futuro con los chavistas Andrade, Pereira y Abdala.
¡Qué tres si fueran cuatro!
Así que sigamos apoyando la gestión, enfrentemos y dejemos al descubierto sus mentiras, y cuando llegue el momento, votemos NO.
