El relevo del Comandante

Desde el punto de vista institucional, el Presidente de la República actuó en el marco de sus competencias jurídicas y, por tanto, nada hay que decir porque la naturaleza del cargo de comandante de una fuerza implica la confianza del mando superior. En lo político, en cambio, se pueden deslizar un par de comentarios.

Era la crónica de una muerte anunciada, parafraseando a García Márquez, dada la notoria mala relación del Presidente de la República con el Comandante en Jefe General de Ejército Guido Manini Ríos. La sanción de arresto por 30 días que le aplicó el año pasado, fue algo inédito y poco explicable: como dijimos entonces, si las declaraciones del General no le gustaban, podía relevarlo y no tenía por qué dar explicaciones; arrestar a rigor a un Comandante, en cambio, tenía una connotación humillante para la institución, al exponer a su jefe, frente a los subordinados sometidos a su disciplina, a una situación de manoseo.

El Comandante Manini, en ese entonces, acató y siguió. El martes volvió a reunirse y se produjo el desencuentro final. Algo flotaba en el ambiente, porque se había publicitado de modo muy ostensible esa reunión, lo que hacía pensar que iba más allá de la rutina. Y así fue. Por lo que dice el comunicado oficial, el cuestionamiento es real cuando expresa un “sentimiento” del Ejército. Hay muchos casos de arbitrariedad judicial, en que se actúa como si la ley de caducidad no existiera ni hubiera sido ratificada dos veces en referéndum.

En cualquier caso, el Presidente tenía la competencia para relevar al Comandante, aun sin expresar la causa. Él es el “mando superior”, como dice la Constitución, y se trata de un cargo en que la confianza es fundamental. O sea que, institucionalmente, no hay nada para decir.

Políticamente, sin embargo, hay algunos bemoles que no se pueden soslayar. Es evidente que el Comandante expresaba un sentimiento generalizado en el mundo militar sobre lo que consideran parcialidad de algunos jueces. Cuando era Ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro, él mismo formuló críticas y de haber continuado seguramente no se hubiera producido este deterioro, dada la notoria sintonía entre el jefe militar y el viejo tupamaro.

Por aparte, se habla de una eventual actuación política del General. Habrá que esperar qué pasos piensa dar. Desde ya decimos que si se trata de salir a encabezar el nuevo partido denominado “Cabildo Abierto”, no es el mejor camino, porque continúa dividiendo el espectro político, del mismo modo que en Europa ha llevado a la ingobernabilidad. En nuestro país, por suerte, los tres partidos históricos (a esta altura el Frente Amplio es tan tradicional como los demás) todavía resisten, pese a otras expresiones que se vienen dando últimamente y que, de generalizarse, no serán lo mejor para el ejercicio cívico. Lo hemos dicho antes, en algún caso similar. En todo caso, habrá que esperar.



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