Correo de los Viernes - El realismo mágico del Pit-Cnt

El realismo mágico del Pit-Cnt

Por Conrado Rodríguez

El realismo mágico es un género literario de amplio alcance cultural y artístico que tuvo su auge a mediados del siglo XX. Entre las principales características en la narración se encuentra el uso de elementos fantásticos o mágicos que son percibidos como normales por los personajes, pretendiendo dar verosimilitud a lo fantástico o irreal.

Sin la calidad narrativa del género, ni la erudición de sus mayores exponentes, parecería ser la descripción perfecta de lo que sucede con las propuestas que el Pit-Cnt le hace al Gobierno para su última rendición de cuentas del período.

Una vez más la central sindical arremete con ideas que terminan siendo contraproducentes a los propios objetivos que pretenden buscar, trazando una realidad mágica o fantástica, alejada de la verdad.

Según la crónica del diario “El País” del jueves 21 de junio, los dirigentes sindicales dicen que "es necesario admitir un mayor desequilibrio de las cuentas públicas en 2019 y 2020 para cubrir las necesidades más urgentes en materia de salud, educación y minoridad". Para ello proponen limitar la devolución de los pagos excedentes al Fonasa, subir el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (Irae) y el Impuesto al Patrimonio, no cubrir las vacantes de personal subalterno de las Fuerzas Armadas e insistir con la imposición de un tributo sobre las pasividades militares más altas, que ya fuera rechazado por la Cámara de Representantes.

Si el país sigue deteriorando sus cuentas públicas, aumentando su déficit fiscal por el incremento de sus gastos, lo único que va a provocar es que indefectiblemente perdamos el grado inversor, ya que las calificadoras de riesgo internacionales terminarán bajando la nota de la deuda uruguaya, con la grave consecuencia de tener que pagar una mayor cantidad de intereses por los servicios de la misma.

Por otro lado, los recursos que se intentarían obtener por mayor imposición (creación de impuestos, o aumento de los ya existentes), no sólo los perderían los colectivos específicamente afectados, sino también la sociedad toda que deberá pagar más para cubrir ese sobre costo crediticio.

Esto también significaría una muy mala noticia para los inversores, que retraerían sus inversiones en el país, o simplemente dejarían de invertir, todo lo cual repercutiría negativamente en el empleo, el consumo y en los propios ingresos fiscales del Gobierno que son tan necesarios para desarrollar políticas públicas, y que el Pit-Cnt dice defender.

Por otro lado, insistir con la receta de subir impuestos, cuando es harto reconocido por las propias autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas que no hay más margen para una mayor carga impositiva, seguirá deteriorando el equilibrio que debe de existir entre ingresos y egresos en el seno de las familias, lo que también repercutirá en el ahorro.

Tocar los excedentes del FONASA sería un robo, una apropiación indebida del Gobierno sobre el aporte de miles de ciudadanos, que pagan fortunas para financiar un defectuoso Sistema Nacional Integrado de Salud, en un verdadero segundo impuesto sobre sueldos ya afectados (para algunos juristas pasaría de ser una contribución especial de seguridad social, a ser considerado un impuesto).

Al mismo tiempo, aumentar en este momento la carga impositiva sobre las empresas solo arrojará más desempleo, y un enlentecimiento de la economía con repercusiones negativas para el país desde todo punto de vista, entre ellos el social.

En vez de hacer propuestas serias para readecuar el gasto, recortando donde hay que recortar, -que vaya si habrán lugares en el Estado donde el gasto superfluo ha sido moneda corriente en estos últimos años- proponen de manera fantástica una batería de medidas que sólo empeorará las cosas, y terminará quitando recursos a las mismas políticas públicas que dicen defender.

Lamentablemente la irresponsabilidad en la cúpula de la dirigencia del Pit-Cnt campea, y pretende llevarse por delante lo que sea con tal de quedar bien con sus “tribunas”, sin reparar en los intereses de todo el país.

Esperemos que prime la cordura, y que la realidad le indique al Gobierno, que en este espiral de gasto sin contención no se puede continuar, porque ni lo “mágico”, ni lo “fantástico” ayudará a resolver los verdaderos problemas del Uruguay.