Correo de los Viernes - El propuesto desarme policial

El propuesto desarme policial

Por Jorge Ciasullo

(Permanencia e indivisibilidad de la función policial).- La autoridad y el grado jerárquico que inviste el policía son permanentes, no se limitan al tiempo de servicio ni a la repartición a la que está adscripto, está obligado a desempeñar sus funciones por iniciativa propia o por orden superior, a cualquier hora y en cualquier parte del territorio de la República, si fuera necesario y sin perjuicio del respeto de las disposiciones sobre jerarquía a que se refiere esta ley.

Los límites departamentales o seccionales no detendrán su acción en caso de persecución de los delincuentes, fugados o sospechosos (Ley 10315 Artículo 41).

Ha sorprendido a la opinión pública y al Sindicato Policial, la propuesta del Director Nacional de Policía, Mario Layera, en el sentido de que se está estudiando la normativa “para dar órdenes claras para que los policías que cumplan con una actividad privada no estén armados". Ello como consecuencia del brutal asesinato de un policía que trabajaba en un camión de reparto de bebidas

En primer lugar, debe entenderse que lo que debería hacerse, si se sigue adelante con esa iniciativa, es cambiar la ley 10.315, que como puede constatarse, en la transcripción textual con el que se encabeza este comentario, es clara y terminante. El policía, así como el médico, está obligado a actuar cuando las circunstancias así lo requieran, este o no de uniforme, esté en funciones o de franco.

El director Layera, hombre experimentado, no debe desconocer que la situación económica del cuerpo policial, si bien ha mejorado, está lejos de ser desahogada. De hecho, muchos funcionarios viven en zonas peligrosas o aún marginales, donde muchas veces son “vecinos” de delincuentes, lo que los hace a ellos y a su familia, altamente vulnerables.

Esa penosa situación económica, los lleva a desempeñar- fuera de las habituales 8 horas y a veces más- otros trabajos que algunos califican como “casi 222”. Lo que en la jerga policial se conoce como el servicio 223 en realidad no existe, se le llama así cuando el servicio 222 (cuyas horas están limitadas desde el año 2011) es realizado de forma ilegal, lo que puede dar lugar a sumario y destitución.

En un estudio publicado por el diario El Pais, en base a lo informando por los sindicatos policiales, surge que el 40% de la policía hace el servicio 223, por la cual, normalmente, perciben $50.000 por encima de su salario, (El País 17 de Julio de 2017).

El dirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) Richard Read, refiriéndose a este caso, señaló a la prensa que se tienen identificados en Montevideo, más de 550 puntos peligrosos, tanto para la carga como para los trabajadores. Esa situación obliga a destinar, según manifestó, un cuarto trabajador por camión que sirva de apoyo y vigilancia, normalmente un policía. Agregando con cruda realismo: “hay que dejarse de joder, con jugar a las escondidas y toda esta pelotudez de hacerlos clandestinos a los muchachos” (Océano FM 07.06.2019).

En los hechos, la situación es tal como de manera tan gráfica la define el señor Richard Read: se trata de un servicio de seguridad encubierto, que contratan desde supermercados barriales, pasando por comercios de todo tipo y hasta organizadores de reuniones sociales privadas. La prensa informa diariamente que, en esa tarea, se han evitado rapiñas, algunas en forma sangrienta con el resultado del delincuente herido o muerto y otras con la triste realidad del funcionario también herido o muerto. En lo que va del año murieron en intentos de rapiñas 4 funcionarios policiales.

Tiene razón el director Layera, al sostener que estos funcionarios que desempeñan esa tarea irregular, tienen enorme riesgo al actuar: “sin el respaldo y coordinación de la fuerza”, pero son llevados a ello por las circunstancias- necesidad económica- principalmente, que a la vez le resta horas de descanso y tiempo familiar. Es sí, de enorme riesgo, pero dejarlos desarmados es aumentar el riesgo, incluso en su entorno habitacional.

Parecería entonces que la solución, no es la que se está avaluando-desarmar a los policías fuera de las horas de servicio- sino que debe iniciarse por mejorar sustancialmente su nivel salarial, que evite la situación tan sacrificada como angustiante, que hoy sufre el cuerpo policial.