El izquierdoso barco de la cultura.

Por Consuelo Pérez

Ante la inminencia del cambio de rumbo de nuestro país en lo político, un grupo de personas vinculadas principalmente a las artes, intentan incidir en la opinión del ciudadano para tratar de evitar lo que la opinión popular parece presagiar.

Desde hace varias décadas, el discurso directo y también subliminal de la izquierda uruguaya, es que, en los ámbitos vinculados con las profesiones, las artes en general, y la difusión de la cultura, quien no pertenece a la izquierda, no califica para que su desempeño sea tenido en cuenta.

En efecto, desde las aulas universitarias, las liceales -y ahora hasta en la primaria- se inculca ese concepto, que se extiende a los diversos escenarios de la actividad literaria, musical o teatral. Quien no es de izquierda es tildado de oligarca, facho, o en el mejor de los casos, se asume que su inteligencia no llega al nivel de los “de izquierda”, que obviamente creen ser los dueños de las verdades más trascendentes. Al menos es lo que se ha pregonado desde hace mucho tiempo.

Esa triste realidad la hemos vivido en muchos ámbitos, desde hace décadas, como decíamos antes, y el fracaso de estos quince años de la “izquierda” al frente de todo, con posibilidades absolutas de exponer su supuesta superioridad, ha demostrado que la falacia ha hecho mucho daño, y que es inminente su desenmascaramiento.

Muchos se han subido al barco de la “izquierda superior”, que fue construido en diversos astilleros de América Latina, por los años sesenta, y que ya se ha hundido en muchos países, mientras en otros está escorado, sin posibilidades de reflotarse. Quedan a bordo los que su vida es solo eso. Mentiras y autobombo.

En el ámbito de la música, muchos izquierdosos, que vivían en Europa, o cómodamente en otros sitios “no revolucionarios”, en forma muy diferente a lo que pregonaban en sus canciones, han vuelto hace mucho con el mismo discurso mentiroso como mercenarios de la música, con las mismas gorras de cuero, para volver a llenar sus bolsillos ”con una ayudita de sus amigos”, estando vacíos, ellos mismos, de toda dignidad. Al fin se los conoce.

Otros abandonaron sus predicas izquierdosas, se hicieron comerciales para sobrevivir en la vecina orilla, y ahora han vuelto, hace unos quince años, con cara seria, adusta, de preocupados por su pueblo. Negro, su destino.

Esta actitud podría ser hasta entendible, pero ahora los vemos en “spots” de apoyo al Frente Amplio, en programas “sacados de la galera” por medios de difusión cautivos, como el nefasto “Polémica en el bar” uruguayo, para intentar convencer “izquierdosos inteligentes”, que supuestamente los siguen a ellos, líderes con pies de barro, y cerebro capitalista.

Digamos, a modo de ejemplo, que lo triste es que un cantor afrodescendiente, que aconsejaba comer manzanas por la mañana, y un escritor de letras de murga cuya “tinta”, alguna vez parece que fue “brava”, no son conscientes de su real valer como supuestos formadores de opinión, no perciben su real imagen, y dudan de la inteligencia del ciudadano uruguayo, que en realidad percibe una triste súplica a la hora de la arenga, tan pobre como patética, pues intentan convencer, exponiendo su triste y caduca imagen, en el absurdo de que alguien cambie de opinión al verlos, aunque mas no sea por lástima.

Hay otros artistas conocidos en ese triste deambular por la súplica, cuya cara apenas aparece. Poco protagonismo, aún en la derrota.

Nos da mucha pena ver a supuestos referentes de nuestra cultura popular deambular por los medios en un intento de “salvar lo conseguido”, actitud que el ciudadano percibe como un salvarse a sí mismos, pues su mediocridad e incapacidad de autosustentarse queda de manifiesto, más que nunca, así como su dependencia absoluta de quienes defienden, mientras suplican por mantener “la libertad”. La “fuerza política” que patrocinan los ha convocado, siendo tan ignorante como ellos de que el efecto, es contrario al deseado.

El barco se les hunde a muchos, no porque haya sido torpedeado. Se hunde pues se consume desde dentro. Es de mala madera. Demasiado aguantó.

La Cultura se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social, transmitido de generación en generación a fin de orientar las prácticas individuales y colectivas. Incluye lengua, procesos, modos de vida, costumbres, tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimiento.

“Artistas” que se suman a la politización flechada de la Cultura, al igual que los medios que los apañan, no hacen más que salivar sobre ella.

Se hunden, con el tesoro mal habido de los privilegios.



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