“El escudo de los débiles” hoy es la Educación

No sólo hay que cambiar de gobierno, sino de modelo de país. Uruguay tiene que impulsar una economía más abierta y menos estatizada y, a la vez, debe promover una sociedad que sin dejar de ser solidaria, empuje los talentos y las virtudes, sostuvo el ex Vicepresidente Luis Hierro López en un reportaje que le hizo el periodista Daniel Lema, del semanario Búsqueda, que nos parece oportuno reiterar.
   
Luis Hierro López, el último colorado que ocupó el cargo de vicepresidente de la República (2000-2005), quiere generar un “sacudón” en la interna de su partido. Más que hablar de candidaturas, piensa que es momento de que los colorados discutan y decidan qué es lo que quieren para el país.

Una de sus propuestas es debatir cómo debería ser el batllismo en el siglo XXI. Y Hierro ya tiene una opinión al respecto: el batllismo debe “superar la exageración del estatismo y del paternalismo” que lo caracterizó en el pasado. Hay que “apostar a la inteligencia y la formación de las personas”, afirmó el ex vicepresidente, exlegislador y exministro del Interior. Según Hierro, debe darse un cambio de “paradigma” y “el primero” que debe discutirlo es el propio Partido Colorado. “Eso es lo fenomenal del asunto”, dijo en entrevista con Búsqueda.

—En el Partido Colorado hay varios dirigentes que anunciaron su intención de ser candidatos en las elecciones, mientras que otros están a punto de definir. ¿Cómo evalúa la situación de su colectividad política?

—Creo que el Partido Colorado tiene que decir qué es lo que quiere y piensa para el país. Hemos hecho estudios de mercado, encuestas, focus groups, y nos permiten identificar que hoy la gente tiene respeto o no sobre el Partido Colorado, pero nos ve como una cosa asociada al pasado. El partido tiene que estar enganchado al porvenir y proponer cosas concretas para el porvenir. La reforma educativa es sin dudas la principal. El cambio de mentalidad es un tema muy fuerte. En el tema seguridad pública vengo planteando que hay que hacer un radical cambio en la Policía. La Policía hoy es una bolsa de trabajo y tiene que ser un elenco vocacional, especializado y disciplinado. Y eso es una especie de crítica a lo que hice como ministro, porque fui ministro del Interior poco tiempo, pero integré un partido que no pudo cambiar esas bases de la Policía. El Partido Colorado tiene que plantear tres o cuatro temas para el porvenir, con espíritu de acuerdo político, pero con algo clave: hoy el partido no tiene que estar planteando ni alianzas ni su posicionamiento en el balotaje. Veo compañeros que lo hacen. Pero nosotros tenemos que hacer otra cosa: el partido necesita un gran diálogo, que hoy no tiene, y ubicar los tres o cuatro temas. Después vendrán los acuerdos políticos, no los niego, pero hoy no es etapa de andar pensando qué vamos a hacer ni con el Partido Nacional ni el Frente Amplio. Al Frente Amplio queremos sacarlo. Somos adversarios y, por lo tanto, debemos cambiar el gobierno y cambiar el modelo sobre todo, que me parece que es una tarea más difícil y ambiciosa.

—¿Qué modelo es el que propone?

—Es un modelo con un Estado reducido a sus funciones principales, con una sociedad muy pujante y con un país en el que prevalezcan los talentos y las virtudes. Nosotros no podemos repetir las fórmulas del pasado ni imitar las propuestas del presente, sino que debemos diseñar y promover otro modelo de país, con una sociedad y una economía abiertas. Los colorados tenemos que superar la exageración del estatismo y del paternalismo, y tenemos que dar batalla para reformar muy a fondo un Estado gordo e ineficiente.

—¿Pero este planteo de terminar con el estatismo no es ir en contra del ADN del batllismo?

—Ese fue un modelo de principios del siglo XX y es imposible repetirlo hoy. El ADN del batllismo, más que el Estado, son los cambios, y hoy tenemos que pensar en términos de cambios. El modelo actual de gasto público excesivo, déficit permanente, recarga de las tarifas e impuestos a la sociedad para financiar ese Estado burocrático ya es insostenible. Y el Uruguay no va a pegar un salto adelante con ese modelo: gasto, a veces despilfarro, déficit, ajuste. Aclaro que ese modelo fue también del Partido Colorado. Hay que acometer una reforma a fondo que alivie los costos, las regulaciones, la pesadez de gestión, la enorme cantidad de funcionarios que exceden por todos lados. Hay que analizar a fondo el sentido y la gestión de los entes autónomos y terminar con el monopolio de Ancap. Hay que desregular y promover la competencia. Esto no es izquierda-derecha, es sentido común. El país no puede tener tantos funcionarios; habíamos hecho el esfuerzo histórico de bajarlo y lamentablemente se ha vuelto a la tendencia histórica, lo que es una lástima. Tiene que haber un cambio de paradigma y el primero que tiene que cambiar el paradigma es el Partido Colorado, y eso es lo fenomenal del asunto. Si los colorados seguimos creyendo en eso de “vamos arriba con el Estado y el gasto público”, bueno, estamos liquidados. Tenemos que ser abanderados de un cambio de posición y un refresco de nuestro punto de vista.

—¿Y en dónde queda lo de ser el escudo de los débiles?

—El humanismo del siglo XXI es el de la gente inteligente, la gente independiente para pensar y la gente que es capaz por su propia cuenta de sacarse de encima las tentaciones del populismo. No es el Estado amparando a los más débiles, por más que eso es inevitable y hay que seguir haciéndolo: el Estado tiene que amparar a los más débiles. Pero no es un amparo de protección, sino de libertad. Lo que el Estado tiene que hacer es promover la libertad de la gente, y eso es educación, educación y educación. Aun con los más desamparados de la sociedad, con ellos tiene que haber una revolución en la enseñanza y ese es el escudo de los débiles. No alcanza que tengan el plan del Mides o la asignación tal para sacarlos de la pobreza. Si no apostamos a la inteligencia y formación de esas personas, los vamos a seguir condenando a ser rezagados y pobres. No podemos ser un país de cuidacoches o de muchachos “ni-ni” que pasan el tiempo en las esquinas sin saber qué hacer. Ahí tiene que estar el Estado armando las escuelas, los liceos, los cursos, pero que la gente estudie cada vez más.

—¿Y cómo quiere llevar ese cambio de mentalidad dentro del Partido Colorado?

—Conozco muchísimos colorados que piensan esto y no lo han expresado. Mi posición en el partido es la de promover ideas, promover debates y fogonear candidaturas, todas las que aparezcan. Si aparece la de (Ernesto) Talvi, bienvenido sea, es una persona bien formada, capacitada y es bueno para el partido que venga alguien de afuera a refrescarlo. Quizás no alcance solo con Talvi y haya que fogonear otras candidaturas. Pero esas candidaturas, si tienen un marco programático, y si el partido puede consensuar cuatro o cinco propuestas para el futuro, estará en condiciones de competir. Si el partido sigue pensando que diciendo “somos batllistas” con eso alcanza, se equivoca. Batllistas somos todos, salvo los herreristas. Hay que consagrar la libertad de las personas a través del crecimiento espiritual e intelectual y eso es formación. No sé si todos mis compañeros están de acuerdo, es posible que genere rechazos, pero voy a insistir con esto, porque más que armar un grupo, preparar una candidatura o decir que se va a ser candidato —lo cual está muy bien porque es parte de la vida política—, hay que discutir ideas, hay que hacer un sacudón con estas propuestas.

—¿El Partido Colorado se debe un debate interno? Hoy se los asocia como un partido conservador y los meten en un bloque con el Partido Nacional.

—Veo eso y creo que es negativo. Sin perjuicio de los acuerdos que hagamos posteriormente con otros partidos. El Partido Colorado y el Partido Nacional tienen diferencias ideológicas importantes. Quizás en el correr del tiempo se han ido amortizando esas diferencias, pero existen. En cualquier caso, hoy nuestra tarea no es asimilarnos a los blancos, es ser como somos. No podemos ser como era el batllismo de don Pepe, porque no tiene sentido histórico y por eso tenemos que hacer una propuesta de cambio, que es lo que digo “el ADN del batllismo”, adelantarse a los tiempos, imaginar un país distinto. Tener una sociedad abierta, preparada para el progreso. Nuestra lucha ideológica tiene que ser contra quienes, de un lado y de otro, trancan el progreso.

Además creo que el partido tiene que dar una batalla cultural contra el relato establecido por el Frente Amplio a través de la apropiación de los símbolos y paradigmas que hizo la izquierda. El partido tiene que desmantelar los engaños ideológicos y políticos que se han impuesto. No es posible que haya dirigentes de esa coalición que sigan apoyando las dictaduras de Cuba y de Venezuela y sigan hablando en nombre de la democracia y de los derechos humanos.



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