El caos impune en la salud pública

Por Darío L. Pimentel

Es difícil explicar el desorden, la ineficacia, en fin, ese caos que persiste en la salud pública. Por lo menos, ahora, Asse ha dispuesto una auditoría en las 70 unidades ejecutivas del organismo, por el caso de Alberto Silva, procesado sin prisión. El caso merece, sí que merece, una investigación. Pero hay decenas, cientos de casos, que también merecen una investigación y sanciones a los responsables.

Las autoridades de la salud pública dispusieron días atrás una auditoría interna en Asse, que comprende las 70 unidades ejecutoras del organismo.

La medida fue resuelta –según informa El País- luego del procesamiento sin prisión de Alfredo Silva, representante de los trabajadores en el directorio de Asse, quien cometió acciones ilegales y de corrupción.

Silva, luego del dictamen judicial, renunció al directorio. Asimismo, Asse resolvió separarlo de su cargo (funcionario de la Colonia Etchepare) y retener sus haberes.

La Justicia también procesó, con prisión, a Heber Tejeira, mano derecha de Silva en la comisión, entre otras cosas, de coimas y presión sobre empresas que fueron contratadas para la limpieza y vigilancia en centros de atención médica.

Silva participó activamente en la conformación de la empresa de limpieza la “Buena Estrella” y facilitó las contrataciones en diversos hospitales, merced a licitaciones falsas o relaciones laborales dudosas.

La “Buena Estrella” cobró en el Hospital Maciel horas extras inexistentes y desarrolló otras actividades en cuatro hospitales.

Silva –de fuerte personalidad– manejó durante años el entramado sindical de la salud pública. Aplaudido por sectores gremiales, pero también acusado de autoritarismo por numerosos trabajadores.

Cometió abusos en nombre de los funcionarios, y ahora deberá aclararse la verdadera consecuencia de su acción.

El episodio de Silva, generado, en parte, por la pasividad de las autoridades, puso un manto de dudas sobre el funcionamiento de Asse y desnudó numerosas falencias en la gestión desarrollada en esa área.

Es que la salud pública, en general, conforma un espantoso caos, difícil de solucionar, sobre todo debido a la torpeza del gobierno. También se repiten episodios, incomprensibles en el sector, que dejan en claro irresponsabilidades e indiferencias.

Los centros de asistencia estales son escenarios de dramas, muchos de los cuales han quedado sin resolver, que se han perdido en el tiempo, sobre los cuales se ha tendido un manto de silencio.

Todo determina una falta de eficiencia, un fracaso en las transformaciones del sistema, que el gobierno se empecina en elogiar, aunque en principio surge como una tarea imposible.

1) Pero es que el caos existe. Por ejemplo, en 2013, se denunciaron en el Parlamento 22 muertes “evitables”, en los hospitales de Asse.

2) Otro ejemplo: dos semanas atrás, una mujer de 50 años murió en el centro asistencial de Piedras Blancas, esperando una ambulancia que la trasladara a un hospital. Lo insólito, más que insólito, es que la coordinación dispuso la espera del vehículo, cuando en el ese centro había una ambulancia en condiciones.

3) El mes pasado, un anciano murió en una ambulancia a la espera de atención por la emergencia del Hospital de Las Piedras.
Este episodio desató una fuerte controversia sobre las esperas en emergencias y los controles. Las autoridades dispusieron severas inspecciones en estos lugares, pero minimizando las acusaciones. Lo cierto es que en los últimos años se han registrado muertes en las esperas de las emergencias hospitalarias.

4) Un policía salvó la vida de un bebé al resolver trasladarlo de su domicilio al Hospital Escuela del Litoral, centro que carecía de ambulancia. Se informó que es frecuente la falta de ambulancia.

5) Periódicamente, el Hospital Pereira Rossell salta a la notoriedad por algún episodio. En los últimos tiempos, los pediatras denunciaron falta de camas en el CTI.

6) Reiteran denuncias sobre la falta de CTI en interior. Existen centros asistenciales tierra adentro que carecen de CTI.

7) Funcionarios sostienen que falta personal en el Hospital de Artigas y en Minas son escasos los licenciados en enfermería. La ministra de Salud Pública, Susana Muñiz admitió la falta de enfermeros en Asse y anunció algunas medidas para solucionar lentamente esa situación.

8) Otra situación sorprendente, aunque en la salud pública uruguaya ya nada sorprende: en la Colonia Etchepare –donde se asisten enfermos con deficiencias mentales- fue denunciada la existencia de 200 perros, que forman peligrosos grupos.

Estos son, a vuelo de pájaro, algunos episodios ocurridos en los últimos tiempos en la salud pública y, por supuesto, aun sin aclarar o sin resolver. Es que el 99% de los casos denunciados quedan ahí, en el misterio absoluto. ¿Por qué las autoridades se empecinan en callar? Cada extremo debería informarse, examinarse, subsanarse. Pero es el reino de la incapacidad y la negligencia.

Y así como se ha dispuesto una auditoría por el caso Silva, debería aplicarse una investigación por cada irregularidad y sancionar a los responsables. Caiga quien caiga.



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