El antibatllismo de algunos blancos huele mal...
El Dr. Ignacio de Posadas Montero, ex ministro de economía durante el gobierno de Luis Lacalle padre y ex senador, suele opinar de todo, con la arrogancia típica de los aristócratas que miran lo que pasa frunciendo la nariz.
Posa de intelectual filósofo que cita a autores famosos, dándose lustre de persona refinada y supuestamente pensante, aunque en sus escritos –como uno que vamos a reproducir– mezcla mentiras con fantasías. Discépolo lo hacía mucho mejor y, obviamente, con el enorme sentido popular que caracterizó al autor de Cambalache, esa magia que, precisamente, el señor De Posadas desconoce.
Al tratar en su última columna en El País el tema de la corrupción sindical el autor se puso en actitud de sociólogo-historiador-intérprete y, sin anestesia, se descolgó con un párrafo que no tiene ninguna vinculación con lo que venía escribiendo y se tiró otra vez –cuando no– contra el batllismo, que era, según los blancos, culpable del estatismo, pero que ahora es también responsable de la pérdida de valores que vive la sociedad aquí y en el mundo. Dijo el blanquísimo De Posadas, refiriendo a la cuestión moral de la sociedad contemporánea que “esa crisis tiene sus raíces en la cultura batllista del llamado Segundo Batllismo, con su laicismo decimonónico, que vació de contenidos, ya no sólo teológicos y espirituales, sino aún filosóficos, a la sociedad uruguaya, que para mediados del siglo pasado fue toda ella más o menos batllista. Avanzo otro paso más… para afirmar que ese batllismo, muy lejano a Batlle y Ordoñez (y a Jorge Batlle), fue cooptado por una izquierda vernácula que, a su vez, había largado al marxismo-leninismo, para quedarse con vagos principios Rousseaunianos y del socialismo igualitario, llamado utópico por Karl.”
Y tal cual: “mezclao con Stavisky va Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín”. Como Discépolo, pero sin su gracia, De Posadas se las toma contra el batllismo, el laicismo, el roussianismo, el marxismo, y todo en nombre de una supuesta superioridad intelectual que le daría derecho, al autor, a juntar un montón de estupideces que tienen la única finalidad de atacar al batllismo.
No vamos a rebatir en este momento la moralina católica que el señor De Posadas personifica, pero afirmamos que cada una de las macanas expuestas en su nota puede rebatirse en el plano intelectual, para demostrar sus gruesos errores conceptuales y filosóficos.
Por ahora deseamos dejar dos constancias de índole política. La primera, sería mejor para todos que el señor De Posadas no hable de moral y de corrupción, porque eso puede convertirse en un “boomerang”. La segunda, ¿no sabe el pseudo intelectual compatriota que estamos a tres meses de un balotaje en el que quizás, colorados y blancos tengan que votar juntos y que es un suicidio que un portavoz blanco ataque el batllismo?
Todavía hay algunos blancos que se preguntan por qué algunos batllistas no votaron a Lacalle Herrera en 2009. Pregúntenle al brillante intérprete De Posadas.
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