Del Presupuesto bianual al Presupuesto anual

La irresponsabilidad política del Poder Ejecutivo es descomunal. En lugar de mostrarse cauto —que es lo que desea trasmitir— el gobierno introduce mayores dosis de incertidumbre y no deja conforme a nadie.

En los dos últimos gobiernos colorados, el Poder Ejecutivo había puesto en práctica una más que saludable política en materia presupuestal. En el primer año de gobierno se presentaba el Presupuesto General de Gastos y en los años subsiguientes, se hacía la Rendición de Cuentas de los gastos ejecutados en el año anterior y no se introducía ningún gasto adicional. Eran las llamadas “Rendiciones gasto cero”.

Las “Rendiciones gasto cero”, además de mantener a raya el gasto público y evitar la tentación de la demagogia electoral (esa de la que Astori acusa al gobierno de Mujica), brindaba certezas a todos los actores económicos y sociales en una campo tan relevante y delicado como el fiscal.

El Frente Amplio, en su ímpetu refundacional, borró de un plumazo esa sabia política y, en lugar de innovar, nos retrotrajo al tiempo de las pujas presupuestales anuales.

Pero en este segundo período de Vázquez —y tercero del Frente Amplio— sí se introdujo una innovación, de dudosa constitucionalidad y de peor ejecutoria gubernativa: el Presupuesto por dos años.

Se justificó la iniciativa en que, dada la incertidumbre proveniente del contexto internacional y el enorme déficit acumulado (ese que se negó a cara de perro durante la campaña electoral de 2014), convenía no hacer proyecciones a cinco años.

Así las cosas, todo indicaba que este año, en la Rendición de Cuentas se iba a complementar el Presupuesto para el resto del período de gobierno. Pero no será así. Ahora tendremos presupuesto nuevo para un año apenas, según lo anunció el Presidente Vázquez desde Ginebra.

El anuncio, que tomó desprevenido a todo el mundo (incluidos algunos Ministros, según informa “Búsqueda” en su crónica de ayer) y hasta ahora no ha despertado ningún apoyo, ni en el oficialismo (donde hay enojo), ni en el sindicalismo (donde el enojo es aún mayor), ni en la oposición (mucho menos).

Con esta iniciativa insólita, el Poder Ejecutivo se asegura una guerra presupuestal este año y el próximo, con lo cual uno se pregunta dónde está la famosa astucia política de Vázquez.

A este respecto, Marcelo Abdala señaló a “Búsqueda”: “No se puede estar cambiando las reglas de juego todo el tiempo. Eso no es bueno”. Por una vez, al menos, no podemos dejar de coincidir con el sindicalista comunista: ni se puede ni es bueno.



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