El pasado martes, en las instalaciones de Kibón, el director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), el doctor Ernesto Talvi, realizó un severo diagnóstico sobre la situación del país y sus perspectivas de desarrollo, no sólo en términos económicos sino a otras áreas claves, como la infraestructura y la educación.
En el plano económico, Talvi fue categórico. El deterioro fiscal, considerando que estamos en la cresta del ciclo económico, es “el peor de los últimos 40 años”. “El deterioro fiscal de 3,3 del PIB derivó en una aceleración del crecimiento del gasto público cuando los ingresos fiscales desaceleraron su crecimiento por enfriamiento de la economía. El primer desafío del próximo gobierno será alinear el crecimiento del gasto público a la nueva realidad económica”, señaló el economista, agregando que ello constituirá una pesada carga para la próxima administración, la que no podrá darse el lujo de actuar con “pasividad fiscal” sino que —por el contrario— deberá hacer un esfuerzo (entre mayor recaudación y recorte de gasto público) equivalente al 1,5% del PBI.
En relación a la inflación, Talvi señaló que además de los factores que involucran el mayor gasto público y la inflación importada, durante 2012 la economía está en proceso de desaceleración pero los salarios continuaron el mismo rito de crecimiento, por encima de la productividad, presionando al alza costos y precios, a la vez que limitando el crecimiento del empleo.
Pese a la severidad del diagnóstico (y pronósticos) en el campo económico, Talvi fue más duro en la evaluación general del desempeño del país en la última década, respecto del cual sostuvo que fue de crecimiento pero no de desarrollo. “Si bien hubo un crecimiento de la producción y los ingresos, no se manifestaron ninguna de las características propias de un proceso de desarrollo”, señaló.
Así, en materia de inserción internacional —señaló— Uruguay no ha avanzado nada, mateniendo sus exportaciones acotadas a unos pocos rubros con escaso valor agregado. “Hace 10 años, el 80% era materias primas; hoy es lo mismo”, sentenció y agregó que “no existe una sola experiencia de países emergentes sin que estén integrados a un proceso de inserción internacional. El país no aumentó su inserción internacional y no se integró a las cadenas globales”.
Más duro aún fue con lo que el país ha hecho en materia de equidad y educación. “Los jóvenes que están entrando al mercado de trabajo en la actualidad siguen teniendo aproximadamente nueve años de educación formal, a una distancia sideral de los 14 años que tienen los países desarrollados. Más de 60% de la población joven de entre 18 y 25 años no tiene secundaria completa y casi 50% de los estudiantes de 15 años no logra niveles de suficiencia para insertarse productivamente en la vida laboral”, explicó Talvi, agregando que la brecha educativa es el mejor predictor de lo que habrá de suceder en materia de redistribución del ingreso en el futuro.
También subrayó la falta de inversión en infraestructura: “Tenemos 9.000 kilómetros de tendido vial, lo mismo que desde hace 10 años, pero el tránsito en ese tiempo se incrementó, sobre todo el tránsito pesado. Pero no ha habido inversión. Tampoco en trenes, muy necesarios para la producción agrícola y forestal”.
Desde ya que la conferencia de Talvi —como ocurre siempre— fastidió al gobierno. El Ministro Mario Bergara calificó las afirmaciones del economista de CERES de “catastrofistas” y que todas las calificadoras de riesgo pero fundamentalmente los uruguayos saben que el país ha mejorado en la última década y que su posición se encuentra hoy mucho más sólida en los planos fiscal y financiero de lo que lo estaban hace 10 años.
Bergara, ostensiblemente, omitió referirse al resto de las cuestiones y fundamentalmente a los aspectos técnicos manejados por Talvi que el propio Bergara —por su sobrada capacidad profesional— sabe mejor que nadie que son efectivamente reales.
