Según informó el semanario Búsqueda en su última edición y con el objetivo de priorizar otras inversiones, el gobierno ordenó suspender momentáneamente las tan polémicas obras del Antel-Arena, cuya primera etapa de ejecución insumirían por lo menos U$S 45 millones de dólares.

Hace 15 días, Correo de los Viernes aseguró que al país le convendría pagar la multa para rescindir el contrato, por lo que debería pagarse una multa de U$S 4 millones, que embarcarse en la aventura de construir el complejo, que por lo menos saldría diez veces mes, aunque hay estudios que indican que con todas las instalaciones necesarias el estadio saldría U$S 80 millones.

La participación de Antel en una obra municipal fue muy discutida en su momento, por considerarse que ese propósito quedaba fuera de la competencia de la empresa telefónica estatal.

Tanto la ex Presidente de Antel y actual Ministra de Industria, ingeniera Cosse y la Intendente de Montevideo, profesora Olivera, visitaron el 13 de junio las obras y afirmaron que las mismas continuarían, pese a los restricciones presupuestales impuestas por el gobierno.

La alharaca duró poco, ya que ayer el Poder Ejecutivo resolvió instruir a Antel que disponga la suspensión de las obras, con lo que Rentas Generales, es decir el Ministerio de Economía, pasará a administrar esa cuantiosa suma.

Todo este forcejeo no habría ocurrido si durante el gobierno anterior del señor Mujica hubiera prevalecido el buen criterio, descartando el descabellado proyecto y previendo que con las dificultades financieras que ya entonces se insinuaban claramente, era inconveniente avanzar con el proyecto.

Pero prevaleció la vanidad y la ambición de la señora Cosse, que se llevó a todo el mundo por delante. Ahora, por fin, prevalece la sensatez.