Correo de los Viernes - Busquemos recuperar, como sociedad, nuestros valores

Busquemos recuperar, como sociedad, nuestros valores

Por Jorge Ciasullo

Finalizado el acto electoral, que determinó quien ejercerá la presidencia en los próximos 5 años, parecería llegado el momento de que la sociedad, en su conjunto, busque la forma de recuperar valores, no bajo la consigna que antes era mejor, sino enfocados en nuestro futuro.

En Uruguay, en un ejemplo, una vez más, de su apego al juego democrático, han culminado las elecciones que determinaron, en primer término, la composición del Poder Legislativo y en segundo término, la elección de la fórmula Lacalle-Argimón, para conducir el Poder Ejecutivo.

No obstante, de un tiempo a esta parte, parecería nos estamos acostumbrando a un “todo vale”, en todos los ámbitos, sea educativo, político y hasta deportivo. Un todo vale, que incluye la agresión verbal y física, la descalificación personal y ética del adversario político y el disponer acciones en base a situaciones lamentables sí, pero personales, que afectan a un conjunto de la sociedad.

Intentaremos demostrar, en forma breve, el porqué de nuestras afirmaciones anteriores, de la manera más desapasionada posible, bajo la preocupación, esta sí apasionada, del título de esta columna.

Educación

Una vez sí y otra también, madres enojadas por lo que consideran alguna acción o medida dispuesta por un educador sobre su hijo, agreden verbal y físicamente a una maestra. No podemos borrar de nuestra mente, la foto de una madre saltando una verja perimetral para acceder al centro de estudios y agredir a una maestra. Inmediatamente, por disposición del gremio, aplicable a todos los casos similares, se efectúa un paro de 24 horas de protesta. Se afecta así –injustamente– a toda la comunidad educativa. Se afecta, principalmente, a muchos niños cuya alimentación principal la reciben en su escuela. ¿El paro de actividades es la solución? ¿No sería más efectivo mantener el centro escolar abierto y realizar una jornada de reflexión entre educadores, educandos y familiares?

¿Qué queda en la percepción de esos niños que o han visto o han comentado el hecho?

Y si algo faltaba para culminar este año de situaciones grotescas –inspiradas en ideología– en el ámbito de la educación, baste recordar el episodio, ya comentado en esta página, cuando los inspectores del Consejo de Educación Secundaria, apoyaron públicamente la fórmula Martínez-Villar, en clara violación del artículo 58 de la Constitución. Lo que por supuesto no generó, ni generará ninguna reacción de quienes deben controlarlos: ¡si se trata de compañeros apoyando a compañeros!

Política

Debemos creer que, quienes actúan políticamente, sea ejerciendo funciones o militando, lo hacen bajo la convicción y sobretodo el sentimiento, particularmente en los primeros, de ser servidores públicos, y por ello orientar sus acciones al bien común.

Ahora bien, cuando la sociedad, elige a un presidente al que se le tolera tanto en su presencia como en su hacer y decir cualquier cosa, es para nosotros una señal. Un presidente que en sus formas agrede la dignidad del cargo y en su decir es capaz de insultar públicamente- sin motivo más que una ligera discrepancia a un notorio periodista- caemos en la situación expresada perfectamente en la recordada frase de los astronautas del Apolo 13:“ Houston, estamos en problemas”.

Recientemente, una ministra de educación, se permite descalificar, simultáneamente, a un adversario político, a un centro de estudios –que está bajo su responsabilidad– y a todo el sistema político, nos parece grave.

En efecto, esta buena señora, sostuvo que un candidato presidencial era profesional, porque pagó para obtener su título, agregando que había heredado la función legislativa, rematando sus dislates afirmando que nunca había trabajado. En síntesis: sostiene que un centro universitario – bajo su control– otorga títulos no en base a conocimientos sino en base a pagos, asegura que un candidato presidencial se inició como legislador basado en herencia, de paso descalifica a todos quienes reiteradamente lo votaron, por último denigra el trabajo legislativo, es decir quien ocupó una banca por cuatro períodos y todos los demás legisladores, no hacen nada, así de sencillo.

Deporte

En la pasada semana, el presidente de la Asociación Uruguaya de Árbitros de Futbol (Audaf) sufrió amenazas y luego un robo en su domicilio, hechos lamentables. En consecuencia, el gremio resolvió suspender la actividad deportiva del fin de semana. Esta acción- destemplada- afecta a muchos ciudadanos, desde los vendedores de refrescos o café, pasando por los periodistas deportivos y finalizando a aficionados en todo el país, cuya mayor distracción es participar como tales, en los distintos encuentros del fin de semana.

Pocos días atrás, sufrió un robo en su domicilio el propio jefe de policía, aplicando el criterio anterior, toda la fuerza policial debería abstenerse de actuar por un mínimo de 24 horas. ¿Es razonable todo esto?

En conclusión, creemos que para recuperar nuestros valores debe partirse, divulgándolos, de arriba hacia abajo, es decir desde los líderes políticos, trasmitiendo que la ética es un conjunto de normas y costumbres que dirigen y valoran el comportamiento de una sociedad, que debe tolerarse a quien opina o sea diferente en cualquier sentido y que no tiene valor el insulto, el improperio, o la descalificación.

Para lograr la convivencia deben aplicarse, en todos los ámbitos, reglas de respeto, educación y decoro, partiendo naturalmente, de dirigentes, educadores y, en general, ciudadanos, iniciándose en el hacer actuar y decir de los líderes políticos, siendo ellos, al decir de Napoleón, “traficantes de esperanzas”.