Ahora, Uruguay se suma tardíamente al reclamo de elecciones libres

Qué sí. Que no, sino todo lo contrario. Uruguay cambió varias veces su posición sobre Venezuela. Descartó primero imponer alguna condición para promover un diálogo, pero termina asociándose –muy tardía e indignamente– al reclamo de que en el país caribeño haya elecciones libres y creíbles.

Ha sido, la última, una semana fatal para la diplomacia uruguaya. La organización de la deslucida reunión en Montevideo para promover un remotísimo diálogo, dio lugar a una serie de contradicciones políticas y de entuertos diplomáticos, muchos de ellos debidos a la falta de coordinación entre la Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores. El semanario Búsqueda hizo ayer una detallada crónica de los desencuentros e improvisaciones que caracterizaron la reunión.

Como mencionamos en otras notas de esta edición –“Mal con todos”  y nota de Human Rights Watch– la Cancillería uruguaya se negó primero a imponer condiciones al gobierno de Maduro, declarándose neutral junto a México, pero en el correr del mismo día cambió su posición, sumándose a las posiciones predominantes en Europa en el sentido de imponer algunas condiciones. Pero no tanto, porque la gestión uruguaya resultó ser decisiva al momento de la declaración final del encuentro diplomático en Montevideo, rebajando la lista de exigencias. Entre otras cosas, se debe a la participación uruguaya que no se haya reclamado la liberación de los más de mil presos políticos que hay en Venezuela.

Pero, apremiado por la presión internacional, el gobierno cambió otra vez su posición, ya que el miércoles y durante la reunión que el presidente Vázquez mantuvo con su colega argentino en Anchorena aceptó sumarse al reclamo internacional de que haya elecciones libres, “creíbles” y controladas desde el exterior.

El gobierno y el Frente Amplio han defendido siempre al gobierno venezolano, negando que sea una dictadura. El propio presidente Vázquez dijo hace poco que había una democracia con separación de poderes. Los principales voceros frenteamplistas afirmaban hasta hace pocos días que Venezuela no es una dictadura, lo mismo que dicen de Cuba.

Sin embargo, hace un tiempo Uruguay se sumó en el Mercosur a la imposición de sanciones a Venezuela, en el marco de la aplicación de la “cláusula democrática”.

Pero tras esa voltereta, el gobierno volvió a su curso y fueron evidentes las expresiones de respaldo a Maduro. Así quedó claro al no reconocer a Guaidó como presidente encargado.

Es decir, el gobierno uruguayo sostiene, a la vez, que Venezuela no es una dictadura, pero reclama también elecciones libres, creíbles y controladas por organismos internacionales. ¡Clarito!



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