Correo de los Viernes - Adaptaciones humanas

Adaptaciones humanas

Por Consuelo Pérez

El conductismo, según su fundador, John Watson, es una escuela natural que se atribuye todo el campo de las adaptaciones humanas, y sin lugar a dudas tendría abundante material de estudio en nuestra sociedad.

Es conocida y aplicable la situación del campesino que plantea al párroco de su zona que tiene pensado abandonar su casa, en la que se le hace imposible convivir con sus ocho hijos, su mujer, sus suegros y su hermano, pues sólo dispone de treinta metros cuadrados. El cura le dice que agregue una cabra a su hábitat y vuelva en cinco días. Vuelve desesperado, y contempla la sugerencia de quitar la cabra y volver a los tres días. Obediente, retorna eufórico y complacido ante su “nueva situación”, y además, agradecido.

Después de haber transitado por innumerables escenarios de caos en varios aspectos que hacen a nuestra vida en sociedad, vimos con asombro - luego de haber sido reelectos los que las propiciaron- reclamar a muchos ciudadanos por situaciones que obviamente se mantienen, pero manifestando que ellos se hacían cargo de haber vuelto a votar a los incriminados en sus reclamos…
Serán muchas las explicaciones que sesudos politólogos nos puedan dispensar, pero uno no puede dejar de pensar en cabras. Por lo del acostumbramiento, claro.

El caos de la basura, el caos de las inversiones de despilfarro por su ineficiencia a lo “Corredor Garzón”, el constante aumento del endeudamiento, la persistente ausencia de obras que respondan al millón seiscientos de dólares que recibe por día, los pozos que no podemos apreciar por la oscuridad, la transparencia prometida y ausente, los carritos entreverados con el caos del tránsito, son sólo algunas de las situaciones que los sufridos montevideanos padecemos desde hace veinticinco años, pagando impuestos de primer –primerísimo – mundo, ante la pasividad y la ineficiencia de una Comuna frenteamplista a la que no se le mueve un pelo.
El ciudadano es un número que paga y vota.

Por eso, para asegurar el voto, el Frente Amplio reniega hasta de sus principios más insoslayables, y se embarca en una candidatura múltiple, que siempre aborreció y denigró con “argumentos indeclinables”.

Por supuesto que vivimos en democracia, y el ciudadano tendrá la última palabra, pero es imprescindible recalcar que ya ha sido demostrado largamente que a muchos la gestión no le interesa, los resultados no le interesan, su ciudad no les interesa.

A muchos otros sí les interesa, y las alternativas propuestas seguramente serán analizadas como corresponde a los seres pensantes con conciencia cívica.

Serán evaluadas por los que quieren una ciudad en donde se pueda vivir con dignidad y seguridad, en una ciudad que respete a quienes la habitamos.
La ignorancia y el desprecio por las minorías se han transformado en los hechos en el desprecio por la propia ciudad y sus habitantes.

Tampoco el debate y la confrontación y evaluación de ideas ha podido ser una alternativa válida ante quienes se sienten ganadores, y esa instancia democrática y productiva se ha desterrado de nuestra vida en sociedad.

Confiamos entonces en el cambio de rumbo para bien de TODOS los ciudadanos de la sufrida Montevideo, y esperamos no defraudar si así lo decide nuestro pueblo.

Este no es un asunto de cabras.